Saturday, January 23, 2016

SALES DE BAÑO: amor a la plenitud


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR MENDOZA.

Hoy estamos con el ensamble multi-nacional asentado en Argentina SALES DE BAÑO y su nuevo trabajo, un disco titulado “Horror Vacui” y que consta exclusivamente de la suite que porta el título en cuestión. La edición del material se divide en ocho secciones pero queda claro que la labor compositiva invertida en esta obra y sus arreglos ulteriores resultan perfectamente integrados en torno a ciertos focos temáticos bien definidos. El sexteto conformado por Carlos Quebrada [bajo], Camilo Ángeles [flautas], Agustín Zuanigh [trompeta y fliscorno], Andrés Marino [piano, piano eléctrico, armonio y efectos electrónicos], Mariano Cepeda [guitarra] y Federico Isasti [batería] ahonda en sus inquietudes creativas y se pone en plan de reforzar su aspecto avant-progresivo con esta enorme suite que el grupo ya venía presentando en presentaciones en vivo (por ejemplo, en el periplo peruano que realizó entre marzo y abril del año pasado). Esta suite ya está publicada en un blog de Bandcamp desde fines del año pasado con la siguiente dirección: http://sales-grupo.bandcamp.com/album/horror-vacui desde noviembre de 2015 – ojalá que no tarde mucho en tener su respectiva edición física... pero mientras tanto, aquí la reseñamos.  


La sección Uno pone en marcha las cosas con una secuencia abstracta marcada por aleatorios ornamentos electrónicos que van cimentando el camino para la ulterior emergencia de un breve solo de piano que alterna pasajes saltarines con otros muy contenidos, manteniendo un aura reflexiva. Dicho solo de piano funge como preludio a la sección Dos, la cual muestra al ensamble completo en acción articulando un clima surrealista que tiene algo de siniestro antes de que el motif central ingrese para deleitarnos con un fabuloso despliegue de musicalidades ricas donde se funden el legado del Canterbury y el paradigma de SUN RA. De este modo, el colorido del paisaje sónico en curso gana en profundidad y fuerza expresiva, buscando siempre ser osado sin hacerse estridente. Con la sección Tres, el grupo se mete más a fondo en el factor Canterbury para recrearse en un clima más sereno. En esta coyuntura, la guitarra puede lucirse con un solo sutil muy elegante, mientras la dupla de vientos va llenando espacios a lo largo de la sección hasta aterrizar en un momentum intenso para los segundos finales. Para la sección Cuatro – la más extensa de la suite con sus 9 ¼ minutos de duración –, el sexteto se mete en terrenos Crimsonianos (mezclando el periodo del “Lizard” con su clásica etapa 73-74), lo cual significa que el aspecto neurótico de su visión musical ya está presto para manifestarse con una electrizante luminosidad. La flauta da inicio al viaje con la guitarra acompañando poco después: este pasaje inicial muestra ampliamente su talante libre mientras el fliscorno inicia lo que amenaza con ser la instauración de un encuadre bien definido… pero no, lo que hace es abrir la puerta a los demás instrumentos para que armen un esplendoroso caos masivo desde el cual pueda emerger, ahora sí, una especie de orden... o más bien un reordenamiento deconstructivo. Una vez instalado éste, la guitarra se adueña del rol protagónico mientras la dupla rítmica asienta una musculatura poderosa en su macizo groove. Cerca del final, la tríada de guitarra-trompeta-flauta se encarga de dibujar el último núcleo temático antes de que el ensamble pare en seco con un minimalismo industrial de fondo.

 

La dupla de las secciones Cinco y Seis cumple con la función de recibir los ecos de majestuosa y rotunda expresividad de la anterior en sus primeras instancias, antes de articular un motif cadencioso signado por una elegante agresividad – una vez más, con el paradigma Crimsoniano en mente – desde el cual la trompeta desarrolla un nuevo solo electrizante. El tenor jazzero de los parajes finales lleva a una fluida integración con la sección Siete, la cual vuelve a la ceremoniosidad surrealista con la que se había iniciado la segunda sección de la suite. En un posterior desarrollo, la sección implosiona un poco con el fin de anticipar la explosividad en torno a la cual se centrará la inminente última sección, pero se trata literalmente de un mero anticipo, pues el cierre de esta penúltima sección llega con una breve cita del pasaje inicial. Ocupando los últimos 6 ½ minutos de la suite, la sección Ocho comienza con un explosivo colorido musical en la que se retoma buena parte de las facetas más extrovertidas de ciertas secciones precedentes, aunque ahora el asunto se siente más festivo. A poco de pasada la frontera del tercer minuto surge un tremendo solo de batería en el que se combina la fuerza del rock y la vitalidad aleatoria del jazz, siendo así que esos golpes de tambores y platillos generan un sortilegio contundente e irresistible; la inserción de la narración de un gol de fútbol añade un tinte dadaísta al asunto. Mientras la batería todavía sigue desarrollando sus últimas florituras, el grupo entra de lleno (comenzando con el riff de guitarra) para reinstalar el motif central de la sección Seis en una fanfarria filuda y aguerrida que, a despecho de su expresividad celebratoria, se refocila en el tenor amenazante de su propio vigor. Definitivamente, esta irrupción responde a una ingeniería de tensiones polivalentes destinadas a fundirse en una sola en el futuro próximo. Para este maravilloso epílogo, el sexteto se beneficia de la intervención del ENSAMBLE BOLA DEL OM, conformado por el trompetista Juan Olivera, los saxofonistas Lucas Goicoechea y Nicolás Lowry, y el trombonista Franco Espíndola (dicho sea de paso, ya conocemos a Goicoechea por su membrecía en REPTIL).


Si el horror al vacío implica una negativa a aceptar el carácter imponente de la oscura ausencia del ser como trasfondo del ser luminoso mismo, entonces la gente de SALES DE BAÑO es inocente de este tipo de culpa, pues, tal como hemos podido apreciar en esta obra tan magna titulada “Horror Vacui”, el grupo maneja la dualidad de luz y oscuridad con autoritativa creatividad e incombustible ingenio. Este disco encarna, sin lugar a dudas, un amor a la plenitud que supone un fortalecimiento y una renovación de la genial visión vanguardista de SALES DE BAÑO.


Muestras de “Horror Vacui”.-


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