Friday, June 26, 2015

El testamento final de PERHAPS


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

El grupo PERHAPS vuelve a hacer presencia en la escena musical del progresivo vanguardista estadounidense con su último disco “Third”: estamos usando la palabra “último” en más de un sentido, pero a eso iremos más adelante en el transcurso del último párrafo de esta reseña. Para empezar, tenemos que decir que la formación que grabó “Third” está muy lejos del trío originario que concibió su primer trabajo allá en el último tercio del año 2012 (el bajista Jim Haney, el guitarrista Sean McDermott y el baterista Don Taylor). En esta ocasión, el grupo creció significativamente a septeto: ya no era un trío con invitados sino un septeto conformado por Haney, McDermott, Taylor, otro guitarrista que es nada más ni nada menos que Kawabata Makoto (¡¡sí!! ¡¡el mismo de ACID MOTHERS TEMPLE, FLOATING FLOWER, SEIKAZOKU, MUSICA TRANSONIC y demás proyectos innumerables!!), los teclistas David Khoshtinat y Peter Danilchuk (el primero de éstos también hace canto) y el saxofonista-clarinetista Tom Weeks. Como siempre, se trata de un trabajo breve (esta vez supera por poco la barrera de los 35 minutos) y esta vez solo se ha publicado en su red de Bandcamp a mediados de marzo pasado [enlace: https://perhaps.bandcamp.com/]. El grupo saca buen provecho de la nutrida dinámica sónica que se genera en esta nueva situación, decidiendo aumentar significativamente su receta avant-progresiva añadiendo amplias dosis de vibraciones psicodélicas de tenor space-rock, extravagantes arreglos vocales a lo Zeuhl y recursos inspirados en las elevaciones más aparatosas de la tradición del krautrock. Aunque el factor de rock-in-opposition sigue allí presente, su relevancia en los arreglos finales de las ideas musicales que van emergiendo está más atenuada que en trabajos anteriores. Vayamos a los detalles de “Third” para poner más en claro esta aproximación inicial.


Los primeros 10 ½ minutos del disco están ocupados por las dos partes de ‘Master Destroyer’. La primera se explaya sólida y robustamente en una frenética exhibición de cadencias, riffs y ambientes abiertamente inspirados en el paradigma del HAWKWIND más esencial, incluso con algunos matices krautrockeros que nos remiten al modelo surrealista de CAN y al ideario dadaísta de GONG de “Camembert Electrique”. Dado que este enfoque sónico se presta muy bien para el despliegue de recursos del ruidismo, pues el grupo también apela a esta dinámica al inicio de la segunda parte, que es cuando los guitarreos se ocultan un poco para dar espacio al lucimiento central de los efectos de sintetizador y los cánticos; también es de notar la sofisticación de la labor de la batería en esta instancia, claro está, antes de que el grupo vuelva a la intensidad inicial con pulso de hierro para los minutos finales, generando así un clímax donde los cánticos llegan a empaparse de ciertos modismos a lo MAGMA. Aunque parezca increíble, eso es lo que hemos tenido en este esplendorosamente inquietante inicio del álbum: una confluencia de space-rock, krautrock, motorick, ruidismo y Zeuhl. ‘Butterfly Mirror’ se engarza con la pieza precedente para ofrecer más de lo mismo dentro de un esquema rítmico diferente, el cual recoge ciertas vibraciones jazz-rockeras. Ahora el grupo parece más un encuentro casual de ítems dispares que se ensamblan al azar que como una unidad colectiva en el sentido habitual de la palabra. Luego sigue la secuencia de las dos partes de ‘Dreamland’, que juntas ocupan un espacio de casi 7 ¾ minutos. La primera parte es una exaltada celebración del paradigma de HAWKWIND con la inconfundible intención de capitalizar aún más la musculatura alucinante desplegada en los pasajes más robustos de las tres pieza anteriores; acto seguido, la segunda parte hace gala de una sofisticación meticulosa (parcialmente al estilo de ‘Butterfly Mirror’) para sacar a la luz ciertos matices refrescantes a la energía imponente que no cesa. ¡Y claro que no cesa! El último minuto y medio de ‘Dreamland II’ retorna a la exaltación inicial en un peligroso coqueteo con el delirio catártico en un punto sin retorno. ‘Donzo’s Montreux’ se hace cargo de sintetizar todo lo anterior para crear el dinamismo perfectamente climático con el que se ha de cerrar la frenética erupción de lava musical que nos ha estado remeciendo desde los primeros instantes de ‘Master Destroyer I’. El epílogo ‘Sleepwalker’ está diseñado para proveer la perturbadora aureola de un ensueño del Purgatorio: cohesionando influencias de ASH RA TEMPEL, AMON DÜÜL II y MAGMA, junto a ciertos matices post-rockeros, la inquietante luminosidad metafísica de este epílogo logra instalarse sólidamente antes de cerrarse con una final explosión de masivas vibraciones sónicas. 


Todo esto fue “Third” y todo esto fue, al final del camino, el testamento postrero del aporte especial y único de PERHAPS para la vanguardia estadounidense. En efecto, unas semanas después de publicar esta obra diseñada para estimular nuestros sentidos masivamente con miras a llevarnos a un estado de excitación espiritual, el ensamble PERHAPS anunció que se separaba: el día exacto de tan triste anuncio fue el 10 de abril pasado. Lo último de la agenda de PERHAPS consistió en organizar un concierto de despedida para el último 3 de mayo en el local Great Scott, en un cartel compartido justamente con el grupo japonés ACID MOTHERS TEMPLE. El maestro Kawabata fue un testigo especial de este canto de cisne. Considerando el abierto contraste ante la vitalidad nueva que se revela en “Third” y la parálisis propia del perecimiento de PERHAPS como entidad musical, debemos apreciar a este álbum como una salida por la puerta grande, una salida de campeones, una salida de héroes. ¡Una gratitud definitiva y sin remilgos a PERHAPS por todo lo que nos ha dado!  


Muestras de “Third”.-


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