Friday, August 15, 2014

NATHAN MAHL, con un espíritu renovado bajo una luz infinita


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

NATHAN MAHL ha vuelto al ruedo, lo que es lo mismo que decir que Guy LeBlanc ha vuelto al ruedo. Tras un periodo sumamente gris en su vida donde perdió a su primera esposa y batalló contra el cáncer, finalmente he logrado recobrar la salud perdida, rehacer su vida sentimental… y en lo que concierne a los prog-melómanos esparcidos alrededor del mundo, ha creado un nuevo disco para seguir manteniendo vigente la carrera de NATHAN MAHL. En vez de hacer el truco que hizo Andy Latimer de organizar una nueva versión de un viejo clásico de CAMEL, Guy Le Blanc nos brinda siete nuevas composiciones que se asocian conceptualmente a la idea de la lucha entre el bien y el mal. Tocando teclados y flautas dulces, y asumiendo el rol de cantante en ciertos momentos, LeBlanc se hace acompañar de David Campbell [guitarras, teclados adicionales y canto], Tristan Vaillancourt [guitarras y bajo] y Don Prince [batería, percusión y canto], además de contar con su amigo de años Andy Latimer (sí, el líder perenne de CAMEL) como invitado especial para el último tema. 


El disco se abre con ‘Tantrik Kobbler’, una pieza vigorosa e intensa que se desarrolla fluidamente a través de sus sucesivos parajes rápidos y lentos. Teniendo en cuenta con cuánto nervio maneja el ensamble la espiritualidad filuda del tema, dando ingeniosas vueltas a una idea melódica sencilla en clave de jazz-rock potente, parece que el grupo le da un guiño a los tiempos del “Exodus”. Los nexos con TRIBAL TECH y CAB están ahí, latentes con parcial sutileza, aunque también hay momentos en que los diálogos amablemente desafiantes entre la guitarra y el sintetizador nos llevan al territorio paradigmático de RETURN TO FOREVER. Luego sigue ‘Deception’, el cual se hace eco del colorido expresivo del tema anterior pero con una vibración extrovertida un poco más comedida y una ambientación más cálida, plasmando una recta combinación equilibrada de estándares del sinfonismo y del jazz-rock. Su espacio de 8 ½ minutos está muy bien aprovechado, dejando que cada motivo en curso se expande y asiente apropiadamente mientras la voluptuosa fastuosidad de la arquitectura multi-temática se va revelando de una forma cautivadora. Sin duda, aquí hay aires de familia con lo que la banda hizo en los tiempos de “The Clever Use Of Shadows”; a su vez, ciertos pasajes relajados que forman parte de esta arquitectura nos recuerdan a los paradigmas de HAPPY THE MAN y del CAMEL 75-78. ‘It Tolls For Thee’ es el primer tema cantado del álbum: se trata de una balada emotiva y envolvente. ‘Spirit’ – durando también alrededor de 8 ½ minutos – nos devuelve al esplendor electrizante con el que nos topamos a inicio del álbum, situándose más cerca de la luminosidad controlada de ‘Deception’ pero ostentando un swing vibrante que nos recuerda colateralmente a ‘Tantrik Kobbler’. Posiblemente sea justo percibir a esta pieza como el cénit del disco.

‘Ballad Of An Angry Man’ porta un engañoso aire de pastoral en sus instantes iniciales, pero pronto se revela como un ejercicio de refinada musicalidad sinfónica que busca proyectar una aureola introvertida bajo una armazón alegre. Es fácil encontrar nexos estilísticos con el paradigma Yessiano de los mejores tiempos, y sobre todo, entramos en la parte del disco donde Guy LeBlanc y sus secuaces empiezan a dar prioridad al factor prog-sinfónico. El pasaje intermedio dirigido por el piano y adornado con etéreas capas de sintetizador, aunque breve, consigna un impacto importante en el desarrollo temático que habrá de proseguir hasta el final de la canción; cabe añadir que la mayoría de los solos está a cargo de la guitarra eléctrica. La canción homónima tiene un espíritu de semi-balada en las partes cantadas mientras que los pasajes instrumentales sirven para que los músicos elaboren grooves más sueltos, abriendo a su paso espacios para que se vuelva a dar una intensa alternancia de solos de guitarra y sintetizador. ‘Infinite Light’ ocupa los últimos 5 minutos y pico del disco; tal como dijimos en el primer párrafo, el legendario Andy Latimer funge de invitado especial, trayendo consigo su espiritualidad contemplativa y sabiduría melódica, algo que viene muy bien para brindar un aire de candidez a esta balada progresiva, la cual apunta a una tendencia a preciosismos plenos pero no la lleva hacia lugares extremos. Las alusiones al modelo del GENESIS 76-78 y al CAMEL de los últimos discos son fáciles de observar; definitivamente, esta canción cumple a cabalidad con la función de completar el repertorio con una actitud reflexiva, aunque tal vez nos hubiera gustado que el rollo instrumental se desarrollara con un poco más de ahínco. Como sea, es lo que hay y está bien, a fin de cuentas.


Es una noticia buena, y hasta entrañable, el hecho de que Guy LeBlanc emerja a la escena pública para reactivar su actividad como ejecutor y creador de música progresiva, como viene haciendo desde la primera mitad de los 80s cuando NATHAN MAHL publicó su primer álbum de estudio. Más de 30 años han pasado desde entonces y el nuevo disco “Justify” es una muestra inequívoca de que la esencia artística del grupo tiene el mismo vigor de siempre y una nueva frescura.


Muestras de “Justify”.-


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