Sunday, February 18, 2018

CAPTURE THE SUN descubren nuevas tierras para la corona prog-metalera


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.


Hoy tenemos la ocasión de presentar al grupo estadounidense CAPTURE THE SUN, un cuarteto instrumental procedente de y afincado en el estado de Maine, dedicado a cultivar el género metalero experimental con un enclave centrado en la cruza de prog-metal y metal experimental, el cual también se abre a la incorporación de elementos stoner, post-metaleros y math-rockeros dentro de su esquema de trabajo. Algo bien centrado y, a la vez, ladinamente ecléctico. El disco particular en el que hoy centramos nuestra atención se titula “Terra Ignota”, el mismo que fue publicado a inicios del mes de agosto del pasado año 2017 y que supone su segundo trabajo de estudio de larga duración tras su álbum homónimo del año 2012: la alineación de CAPTURE THE SUN está conformada por los guitarristas Kyle Hussey y James Hadley, el baterista Justin Hadley y el bajista Sean Edwards. Hay algunos instrumentistas invitados que aportan cosas importantes a la paleta sonora diseñada  para “Terra Ignota”: el solo de sintetizador que aparece en el segundo tema del álbum estuvo a cargo del invitado Z2K (del grupo SUPERORDER), mientras que el saxofonista Andrew Sullivan hizo lo propio en el tercer tema. Por otro lado, Tony Babb se hizo cargo del bajo en el tema #4, siendo su última intervención en el grupo antes de ser reemplazado por el antes mencionado Edwards. También hay intervenciones vocales a cargo, respectivamente, de Ashley Peyton Abbott (growling en el primer tema) y Justin Curtsinger (relato en el tercero). “Terra Ignota” es un disco conceptual sobre el origen del mundo y la ulterior instalación de las sociedades humanas en él con todo lo que implica ello respecto a la transformación 



Durando un poco más de 7 ½ minutos, ‘Tabula Rasa’ abre el álbum con una inicial aureola de cautelosa languidez, para luego derivar hacia una explosividad densa donde una furia naciente busca asentar sus raíces antes de proyectarse hacia un frenesí abierto. La aparición del growling en algún pasaje del último tercio aporta una interesante cuota de oscura solemnidad al asunto mientras el ímpetu fastuoso de lo que se va creando y recreando prosigue el camino hacia la luz al dejar atrás la inescrutable oscuridad de la vibrante nada. Luego sigue ‘Helios’, pieza que sí abre una atmósfera frenética tanto en el entramado melódico como en el sofisticado armazón rítmico. El vitalismo y el fulgor que emanan de esta pieza llegan incluso a plasmar vibraciones optimistas en medio de su arrebatado vigor. Hay algunos breves pasajes machacantes que despliegan una bravata vertiginosa de poderío metalero químicamente puro y otros pasajes un poco más prolongados en los que el grupo explora recursos de melancólico lirismo: hay que interpretar su presencia como la elaboración de aristas diversificadas dentro del plan general. ‘Helios’ es, sin duda, un punto apasionante y elocuentemente culminante del disco... ¡y eso que recién estamos en los primeros 15 minutos y medio del mismo! Con la dupla de ‘Carving The Atmosphere’ y ‘Cloudless’, el grupo se dedica a seguir tallando recursos y matices inteligentemente variados dentro del repertorio. El primero de estos temas se explaya, en una primera instancia, en el fulgor estilizadamente furioso heredado de la pieza precedente, incluso dándole un incrementado tenor rabioso al asunto; en un segundo momento, se da un contrastante viraje hacia una atmósfera flotante de línea post-rockera que se centra en minimalistas escalas de las dos guitarras mientras el saxofón añade oportunos coloridos. Finalmente, la pieza aterriza en un paisaje sonoro extrovertido que básicamente reformula el tránsito post-rockero bajo un encuadre metalero. Por su parte, ‘Cloudless’ se mete en una extraña pero muy efectiva cruza de post-rock y math-rock que ocasionalmente se deja absorber por aleaciones jazz-rockeras en sus momentos más gráciles. Esta pieza se siente etérea y muscular a la vez. 

‘Orogenesis’ recibe en buena medida las herencias respectivas de ‘Carving The Atmosphere’ y ‘Helios’ en tanto que regresa de lleno a la aparatosa e imponente majestuosidad del discurso del prog-metal, haciéndose sentir brioso, distinguido y furioso a la vez. La compleja ingeniería rítmica y la agilidad impoluta con la que dialogan los tres instrumentos de cuerdas a través de las tortuosas variantes multitemáticas dan buena cuenta del inagotable virtuosismo técnico y la bien cuidada inteligencia arquitectónica que se han invertido aquí. Otro cénit grandilocuente del disco. El sexto tema se titula ‘Artificial Landscapes’ y su misión consiste en expandir las huellas y señales grabadas por la pieza precedente, dándole por lo general una polenta más neurótica a las secciones aguerridas mientras explora una sutileza más pronunciada en los (pocos y medidos) pasajes delicados. También hay unos claros coqueteos con estándares del jazz-metal en un generoso pasaje del último tercio de esta pieza en cuestión. Durando poco más de 9 minutos, ‘Tides’ se erige como el ítem más extenso del álbum. El generoso tiempo que el grupo se otorga para expandir su inspiración musical en esta ocasión hace que se concrete aquí un dinamismo tan elegante como poderoso cuya meta es la de ofrecer una síntesis de los regímenes estéticos más complejos y diversificados que se han venido proyectando desde el segundo tema del álbum. Podemos muy bien pensar en la secuencia que va desde ‘Orogenesis’ a ‘Tides’ como una toma de posición clara sobre cuáles son los intereses y utilidades que la banda tiene en mente respecto a su posicionamiento en el gran escenario de la experimentación metalera del nuevo milenio. ‘The Methuselah Tree’, que es casi un interludio, se mete en terreno space-rockero con sobrios matices electrónicos, lo cual genera eficazmente un aura flotante para el asunto presente. Los últimos 5 ¼ minutos del disco están ocupados por la pieza homónima, la cual recrea en una escala un poco menor la magnificencia fastuosa y esotérica que ha marcado al aparato sónico principal del disco: la vitalidad está allí, así como la garra nerviosa, pero se nota también que hay una patente actitud de sistemática sobriedad a la hora de trabajar y modelar el dinamismo propio del motif central.



Todo esto fue lo que se nos brindó en “Terra Ignota”, un disco estupendo y motivador que nos ha servido para descubrir a CAPTURE THE SUN un poco tardíamente. Bueno, lo que importa es que hay que valorar a este disco como uno de los más interesantes que se han hecho en el pasado año 2017 en la vertiente más pesada del eclecticismo progresivo, y de paso, nos permite recomendar seriamente la sesuda investigación en toda la obra que hasta ahora tiene publicada el grupo estadounidense en cuestión.


Muestras de
“Terra Ignota”.-


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