Saturday, October 08, 2016

La marcha trifónica de PABLO EL ENTERRADOR


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da la muy placentera ocasión de presentar esta joya del rock progresivo-sinfónico titulada “Threephonic”, nada más y nada menos que la obra que completa la trilogía de PABLO EL ENTERRADOR, grupo rosarino que siempre ha sido apreciada como una figura señera y decisiva de la historia y el presente del movimiento progresivo argentino. Desde los tiempos de su homónimo disco de debut que fue grabado a fines de los 70s pero publicado recién a inicios de la década siguiente, las letras de PABLO EL ENTERRADOR quedaron escritas con oro sempiterno. Con el trío histórico de Jorge Antún [sintetizadores Oberheim OBX6, Korg T3, Yamaha CD1X y Ensoniq SD1, piano Yamaha CP70, órgano Hammond, bajos y coros], José María Blanc [Guitarras PRS, Gibson Les Paul, Ibanez JEM7V y Epiphone 335] y Marcelo Salí [Batería ZZ, percusión, bajo y máquina de ritmo Alesis], el material recogido en “Threephonic” contiene las últimas grabaciones caseras realizadas con la participación del maestro Antún (apodado entrañablemente “El Turco”) en el año 2004. A mediados de setiembre último es que este disco pudo ver la luz del día a través del siempre atareado sello argentino Viajero Inmóvil Records, y desde ya se deja sentir como uno de los discos progresivo sudamericanos más notables del año. Un dato curioso es que entre estos 9 temas del álbum hay dos versiones de sendos temas instrumentales que datan de la primera fase histórica del grupo. Como músicos invitados hacen ocasional presencia el bajista Nahuel Antuña y el guitarrista  Pablo López, además de que hay en algún lugar efectos de risas provistos por Bautista Campisciano. Bueno, vayamos ahora a los detalles específicos de los 50 minutos y pico de gloria progresiva que nos brinda “Threephonic”.


‘La Marcha Del Regreso’ abre el repertorio del álbum con una grandilocuencia inapelable: el esplendor innato de su ambicioso esquema melódico y el carácter urgente que late continuamente en los arreglos utilizados para su desarrollo nos remiten a las aristas más electrizantes del paradigma prog-sinfónico de todos los tiempos (GENESIS, YES). Definitivamente, las bien nutridas orquestaciones de teclados llevan la batuta en todo el proceso mientras la guitarra se centra en completar el colorido inherente al desarrollo melódico, todo ello mientras la batería se hace cargo de sustentar toda esta magnificencia con magnífico pulso. La segunda pieza se titula ‘Pasión’ y es el primer ítem cantado del álbum; armado como balada sinfónica y con una letra frontalmente contestataria, aunque con la poesía de siempre (recordemos los casos de ‘Elefantes De Papel’ y ‘La Ciudad Eterna’ de discos precedentes). Esta vez la guitarra ocupa un rol más protagónico, armando un solo que se hace eco de la furia vertida antes en el canto, y por su parte, los demás instrumentos construyen una armazón que se siente tan intimista como cósmica. Atención a ese arreglo sofisticado cerca del final pues realza muy bien la reinante tensión emocional. ‘Caída Libre’, el tercer tema, está cargo de volver a explotar los explayamientos instrumentales que a la banda siempre se le han dado tan bien. Estableciendo una mágica arquitectura donde las transiciones entre diversos motivos y el empleo de inusuales compases son las normas impasibles, el grupo gesta una magnífica joya sonora; con el empleo del mismo motif al inicio y al final como coda, se asegura la coherencia de todo este sinuoso trayecto. Aquí se expresa a cabalidad el perfecto equilibrio entre el aprendizaje de las tradiciones sinfónicas primigenias (británicos, aunque algo de lo italiano también se puede sospechar desde los paradigmas de LE ORME y BANCO DEL MUTUO SOCCORSO) y el patrón esencial particular del grupo.


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Al emerger ‘Entre El Bien Y El Mal’, el trío varía de registro para elaborar una etérea mezcla de psicodelia electrónica moderna y el paradigma del GENESIS de los primeros 80s. El cuerpo central mantiene una cadencia flotante sobre una base rítmica electrónica y bajo la guía de las abundantes armonías de los teclados, pero en la frontera del cuarto minuto y medio vira hacia otra cadencia que la banda aprovecha para motivar un mayor grosor sónico. Así las cosas, el brío expresivo de la canción conquista una renovadora sofisticación, lo cual redunda en un buen efecto dramático que se preserva hasta el instante final de la canción. ‘Páginas De Cristal’ da inicio a la segunda mitad del repertorio heredando buena parte del ideario estructural de ‘Entre El Bien Y El Mal’ en lo referente a brindar una versión modernizada del fragor melodioso esencial del rock sinfónico, pero esta vez la ambientación emocional que se muestra es más extrovertida. Además, el empleo del compás de 7/8 le da una gracilidad muy particular al asunto, y eso se traduce en que el expresionismo polícromo en curso se alimenta de una exquisitez soberbia en lo referente al brío rockero. Los siguientes 12 ½ minutos están ocupados por la ilación de ‘Encontraré Un Lugar’ y ‘Los Cielos De Irak’. ‘Encontraré Un Lugar’ es una canción que explota el aura romántica de su esquema melódico con arreglos muy vitalistas de los teclados mientras el esquema rítmico hace gala de un nervio particularmente vigoroso. Tal vez pueda disfrutarse como la contraparte luminosa a la melancolía crepuscular de ‘Pasión’. Por su lado, ‘Los Cielos De Irak’ desarrolla un nuevo ejemplo de mezcla de sinfonismo moderno y electrónica: algunos recursos exóticos que emanan del compás programado y ciertos ornamentos de sintetizador se hacen eco de la letra. Mientras nos acercamos al final del disco, ‘Solo Y Desafinado’ nos muestra unos aires de sofisticado rock-funky que, naturalmente, es sazonado y remodelado a partir de la paradigmática estilización de la banda. A propósito, el solo de guitarra que emerge antes de la última parte cantada ostenta un colorido soberbio… pero qué pena que tenga que ser tan breve y que sea retomado en las instancias finales con otra duración efímera. Así son las cosas de la vida, pero bien que deja una huella fuerte en nuestra memoria esa vibración de la guitarra.




‘Clave De Sol’ ocupa los últimos 3 ¾ minutos del disco: se trata de una semi-balada amable armada con un desarrollo melódico preciso. Si pudiésemos imaginar un híbrido entre los CAMEL de la primera mitad de los 80s y el SPINETTA-JADE de los dos últimos álbumes en un universo paralelo y le damos la sazón del PABLO EL ENTERRADOR del segundo disco en este universo nuestro, pues podemos hacernos una idea certera del esquema sonoro que se emplea para esta canción tan sencilla como poderosa. Un decir adiós mirando hacia atrás para no dejar morir nunca lo que está ya tras nuestra espalda. 
Todo esto fue el contenido de “Threephonic”, el documento testamentario de PABLO EL ENTERRADOR como entidad musical, la cual siempre habrá de permanecer viva mientras sigamos escuchando los discos que ha logrado poner en la oferta fonográfica desde su provincia argentina. Estos héroes progresivos de Rosario. El guitarrista-vocalista José María Blanc pone muy en claro la noción de que “más allá de un estilo de música, esta banda era una bandera, por lo que los nuevos shows que da el ensamble aunado en torno a él bajo el nombre de LA HERENCIA DE PABLO responde a la necesidad de cumplir con su historia [enlace de una entrevista: http://www.lacapital.com.ar/pablo-el-enterrador-presenta-manana-su-nuevo-material-la-herencia-pablo-n1134967.html].
En sí mismo, “Threephonic” es la marcha triunfal de PABLO EL ENTERRADOR en el Olimpo de las páginas musicales escritas con rayos de sol y que se escribieron para no borrarse jamás.  


Muestras de “Threephonic”.-
Páginas De Cristal: https://viajeroinmovilrecords.bandcamp.com/track/p-ginas-de-cristal



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