Tuesday, January 26, 2016

GLAZZ: tercer ciclo de mágicas sesiones de exorcismo rockero



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

El trío gaditano GLAZZ vuelve al frente para aportar una nueva montaña – nada de granos de arena con ellos – al paisaje general de la experimentación psicodélica progresiva de España y del mundo. Esta asociación de Javi Ruibal  [batería, percusiones y Kaoss pad], Daniel Escortell [bajos y sintetizador Moog] y José Recacha [guitarras, sitar eléctrico y teclados] vuelve a hacerse presente con fuerza en los anales de la vanguardia rockera española con “The Jamming Sessions: Take 3”, tercer y último volumen de este concepto de hacer composiciones a partir de jams donde se fusionan las inquietudes del jazz, la psicodelia, el funk-rock y el space-rock bajo un genuino ropaje progresivo. El grupo estaba entusiasmado e inspirado tras realizar la segunda mini-gira japonesa de su carrera en setiembre de 2014, lo cual conllevó el sacar un buen provecho a una sesión de dos horas grabando viajes psicodélicos improvisados en un estudio de Tokio en la víspera de su regreso al hogar dulce hogar, junto a las costas andaluzas: “The Jamming Sessions: Take 3” es justamente un repaso de los momentos que la banda consideró mejor logrados. El disco fue publicado a inicios de diciembre último, y podemos adelantar que está muy a la altura de las circunstancias en las que se fue desarrollando este proyecto de articular piezas musicales bien definidas a partir de jams. Hasta cierto punto, notamos en este nuevo disco el impacto de las vibraciones épicamente fabulosas que se plasmaron en “The Jamming Sessions: Take 2” – para muchos, el mejor disco progresivo español del año 2014 –, pero con salvedades que garantizan una expresión: en efecto, este “Take 3” porta una mayor dosis de acidez y aridez en las exploraciones psicodélicas, aunque sin por ello aniquilar la majestuosa robustez que es tan propia de GLAZZ. Veamos ahora los detalles de este disco para hacernos entender un poco mejor.




‘Sugoi’ abre el álbum ostentando un aura exótica bajo un tenor sigiloso en el cual las dinámicas interacciones de los músicos se manejan bajo una sobria constricción. Es con la segunda pieza ‘Maxshissei’ que el grupo empieza a ejercer robustos recursos de vivacidad rockera, a la par que preserva los matices exóticos anunciados en el tema de entrada. El peso del bajo es notable y sin duda resulta vital para sustentar la cohesión que el grupo diseña para los variados y complejos grooves que se van desarrollando a través de los 9 ½ minutos de espacio reservados para esta pieza en cuestión. Con esos guitarreos que elaboran retazos flotantes y esa labor tan ambiciosa de batería, los GLAZZ nos regalan la mezcla perfecta de ingeniería Crimsoniana, mística acidez a lo GURU GURU y jazz-rock contemporáneo, una mezcla que nos conduce hacia un fastuoso pasaje final cuyo vigor esencial es manejado con impoluta exquisitez. Ya bastante pronto nos topamos con un cénit del álbum… ¡y eso que queda mucho pan por rebanar! Sigue a continuación ‘Astroboy’, un vuelo instrumental que va a contrapelo de la exuberancia de la pieza inmediatamente anterior y se enfila hacia una arquitectura de osadas cacofonías y ágiles mecanicismos: creando un puente entre el post-rock y el krautrock de línea NEU!, el grupo añade matices hard-progresivos de su propia cosecha mientras maneja el jam en curso, otorgándole un crescendo sutil, y hasta diríamos que ingeniosamente “engañoso”. El cuarto tema del álbum es el más extenso del mismo con sus 13 minutos y pico de duración: se titula ‘Shinkasen’ y ostenta una vitalidad jazz-rockera que se desarrolla por igual en momentos de introspección y otros de robustez explícita, siendo estos últimos los que instauran finalmente un clímax fabulosamente sofisticado. El cierre en clave de blues-rock en clave pesada añade una graciosa agilidad al asunto. En cierto modo, lo que nos ofrecen GLAZZ en esta pieza es afín a lo que hacen bandas indonesias como LIGRO y TOHPATI BERTIGA, así como los norteamericanos de ATTENTION DEFICIT.   



‘Chatelet’ se centra en climas serenos en base a un sencillo motif elaborado con un talante etéreo, y justamente un oportuno contraste viene a continuación de la mano de ‘Mawashi’. Con una sección inicial consistente en un solo de batería, una vez que el trío opera integralmente, la pieza vira hacia una valiente excursión de atonalidades y desestructuraciones donde convergen fluidamente los discursos del free-jazz y de la psicodelia Crimsoniana. Una vez más, el grupo nos demuestra que se siente en su salsa cuando de crear sonoridades explosivas e incendiarias se trata, aunque también se da buena maña para desarrollar elegantes ingenierías desde las cuales se pueda remodelar todo ese vigor, y justamente éste es el leitmotiv de ‘Geri’, el viaje musical que se engarza con ‘Mawashi’. El solo de guitarra sobre el cual se centra este tema nos recuerda a un Phil Miller (héroe de HATFIELD AND THE NORTH, IN CAHOOTS y otros ensambles del Canterbury) intensificado con ornamentos Hendrixianos. En fin, el repertorio concluye con ‘Yujo’, pieza que dura casi 5 minutos y cuya misión consiste básicamente a las atmósferas iniciales del álbum – en la pieza ‘Sugoi’ – para desarrollar un sesudo ahondamiento temático, una excusa perfecta para que el trío trabaje una excitante mezcla de jazz-rock y space-rock. Los efectos vocales que emergen durante el fade-out le dan un toque humorístico al asunto. Culminada y asimilada nuestra experiencia melómana con “The Jamming Sessions: Take 3”, es justo y necesario llegar al diagnóstico infalible de que los periplos japoneses de los GLAZZ ha sido inspiradores y productivos: este disco reafirma nuevamente a estos tres mosqueteros de la vanguardia progresiva gaditana que son Javi, Dani y José como miembros destacados de la élite del rock progresivo español de última generación. Desde el Puerto de Santa María para el mundo entero… ¡rock de gran calidad!




Muestras de “The Jamming Sessions: Take 3”.-




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